Es irónico.

No sé si quiero ver amanecer.

Le he pedido tantos deseos a las estrellas

que me asusta pedírtelo a ti
y que no se cumpla.

Te he visto tantas veces bailar sola

que ahora tengo miedo de ir a tu compás,

por si,

ya sabes,

te pisara.

Respirando bajo el suelo.

Nací el día que te acercaste a mí para que yo me perdiera

[entre tus ojos.

Esa era una batalla que tenías ganada antes de empezar.

Todo lo que vino después sólo fue el pretexto inventado para que yo me imaginara en mil escenarios distintos nuestro primer beso.

O para intentar justificar de cualquier manera que todas las canciones que escuchaba me recordaban a nosotros.

Y tu despedida hizo que aquel verano fuera invierno

[sin ti.

Nunca.

Nunca te dije que te quedaras,

tampoco te pedí que volvieras;

no fui capaz de perseguirte.

De luchar por ello,

aunque fuésemos una causa perdida.

Signos de puntuación.

Hoy me he dado cuenta
de que me acostumbro a ti demasiado rápido.

Siempre lo he hecho;

y nunca sabré cómo dejar de hacerlo.

Imágenes borrosas.

Todavía vuelvo a nuestras fotos

de vez en cuando.

Ya sólo te veo a ti,

esto es importante.

Aunque ya mucho menos de lo necesario

que se volvió en un día cualquiera,

en mi rutina de echarte de menos.

Y ahora qué.

Qué pasará ahora,

cuando yo pase por delante de tu casa.

Quién se sentará en los bancos,

que perdieron la cuenta

de los besos que un día nos dimos.

Dónde irán a perderse los besos,

que aún no nos hemos dado.

Por qué se escribirán ahora las canciones que antes contaban nuestra historia.

Motivos de trabajo.

Tengo miedo de que llegue el día

en el que verte ya no implique sentir nada.

Pensé que mi mayor miedo

sería no poder dejar de extrañarte

ni con el paso del tiempo,

pero ahora se tornan todos los papeles

y quedan las cartas al descubierto.

Vuelvo a tener sobre la mesa

un sinfín de incógnitas. 

Cuestión de prioridades.

Esto está perdiendo todo el sentido.

Ahora escribo más sobre lo que te echo de menos

que sobre lo que te quise.

Y tu adiós cada día sabe menos amargo.

Aunque de vez en cuando

sigo echándole algún trago a aquella copa rota

con la que tantas veces me corté los labios.

Lo que nunca te pude decir.

Lo que nunca te pude decir fue lo muchísimo que te necesitaba. Lo impotente que me sentí viendo cómo te marchabas de mi vida sin poder hacer nada para que te quedases. Conmigo. Y que ver cómo lo hacías sin girarte ni un solo momento acabó con todas mis ilusiones.

Ella se fue.

Apareció bajándome la luna
y subiéndome a las estrellas.
Rompiendo todos mis esquemas

y reescribiendo entre mis renglones.

Arrasando con todo lo que había a mi alrededor,

y poniendo mi vida patas arriba.

Echar de menos.

Creo que hemos olvidado

lo que es salir de una historia de amor

pasada de rosca.

Que ya no vemos la luz

al final del túnel.

Que echamos más de menos

por costumbre que por necesidad.

All in.

A mí me sobraron motivos para irme.
A ti te faltaron ganas
para dejarlo todo por nosotros.
Y a los dos nos faltaron besos
para decirnos adiós.

Ella sonreía.

Ella sonreía y joder,
todo a su alrededor se paraba.
Las manecillas del reloj se detenían.
El viento dejaba de soplar.
Y era el paisaje el que se paraba a observarla a ella.

Desde que te fuiste.

Hoy he venido para contarte.
Contarte que desde que te fuiste
todo parece un poco más vacío.
Que aunque no llueva hace malo.
Que todo está un poco más hueco.

Volver.

Sí,
he vuelto a reír,
a querer,
a besar,
a abrazar,
a ser feliz.

Adiós.

Escribí para sobrevivir a nuestra historia.
Llené mis hojas con palabras que salían de ti.
Te busqué en cada uno de los versos que leía.
Y en todas las canciones que escuchaba.

Antítesis.

Quiero despertarme un día

y ver que ya
ni tu fantasma se acuesta a mi lado.

Que todos los besos,

palabras,

promesas

y mentiras

se fueron cuando tú lo hiciste.

Para ti.

Tenía escrita la carta más sincera del mundo.
En la que no te decía lo guapa que eres.
Ni lo bien que te queda esa sonrisa tan tuya.
Ni siquiera lo bonito que te brillan los ojos cuando te ríes.
Eso te lo podría decir cualquiera,
a poco que se fijara mínimamente en ti.
Nada de eso.

A lo mejor.

A lo mejor encuentras a alguien
que te quiera mejor que yo.
Que tenga siempre
la palabra exacta,
en el momento preciso.

Turismo emocional.

Es viernes 13,
y no voy a echarle la culpa al destino
de mi mala suerte.
Te la echo toda a ti.

Que te vaya bien.

Sólo espero que te vaya bien.
Que encuentres a alguien
que te quiera de verdad.
Que te agarre fuerte la mano,
y no la suelte.
Que te llene de besos,
hasta en tus cicatrices.