Nunca supe qué frase era más destructiva,
si la de vivir de ilusiones,
o la de morir de éstas.
Nunca supe cuando caducaba un amor,
o si el que caducaba era el corazón de la persona.
Daba igual.
Y cuando caducaba
era cuando entraba la prisa por aprovecharlo.
Pero ya era demasiado tarde para ser aprovechado.