No es porque sea la una de la mañana de un domingo, o sí, o yo que sé.
La nostalgia es una droga a la que te aferras no porque te haga sentir mejor, sino porque simplemente te hace sentir, te hace revivir un sentimiento muerto que te quema por dentro, pero que te hace recordar. Y ese recuerdo al que te aferras te consume poco a poco.
Quisimos ser tanto que se nos olvido ser algo. Quisimos que lo nuestro fuera eterno sin entender que ni siquiera había empezado. Quisimos planear el futuro aún teniendo un presente incierto. Quisimos que nos saliera tan bien que no nos dimos cuenta de que ya la estábamos cagando.
Me han roto por dentro más veces con silencios que con palabras. Me han hecho polvo tantas veces que ya no creo que los cristales sean los frágiles. Me he ilusionado con tantos espejismos que ya dudo hasta de mis ojos. Me he derrumbado tanto que me he acostumbrado al suelo. Me he tropezado una y otra vez con la misma piedra. Me he pegado la hostia contra la realidad tantas veces que la he tomado por un muro. Y así me va, y sin remedio.